viernes, 19 de noviembre de 2010

Una fiesta top, para ir corriendo

   Cualquier persona, joven o adulta que escucha o lee en algún sitio la palabra automovilismo, por más interiorizada o ajena que sea a ese deporte, inmediatamente  imagina una carrera entre autos, compitiendo a gran velocidad para lograr quien llega primero a la meta, con un público en las gradas contemplando la competición.
   ¿Será capaz esa persona de imaginar una carrera con un casamiento de por medio entre un piloto y su futura esposa antes de salir a correr, una General Paz colapsada, un show de paracaidistas y una fiesta de fuegos artificiales?
   Lo descripto es una realidad y tiene cita cada año en el autódromo de la ciudad de Buenos Aires, conocida como “La Carrera del año”, esta vez en su tercera edición.
   La expectativa del público frente a este acontecimiento, empiezó desde temprano, como si se tratara de un día laboral dónde un ciudadano pone su despertador entre las 6 y 7 am para concurrir a su trabajo.
   Antes de las 10 de la mañana, el ingreso de gente colapsó, a causa de eso, estacionamientos y puertas de acceso fueron denegados por un tiempo determinado, a su vez Diego Aventin padeció a la multitud de gente, obligado a caminar 1.500 metros para llegar a tiempo, ya que la General Paz se encontraba con 4 km de atascamiento, finalmente las 72.000 personas pudieron presenciar el espectáculo.
   Ya se habían casado el piloto Esteban Piccinin y Romina, previo a su carrera y habían transcurrido el show de fuegos artificiales y de los 25 paracaidistas poblando el aire con banderas y bengalas.
Salvo un susto por parte de Antonio Chemen, quién cayó del paracaídas y se recupera de las lesiones sufridas, la fiesta del año fue un éxito, otra vez.

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